
Cuando uno se detiene a mirar hacia atrás, entiende que el tiempo no se mide solo en años, sino en momentos, decisiones, personas y proyectos. Este año cumplimos 35. Y no lo decimos solo como un número. Lo decimos porque algo se enciende dentro cuando miramos atrás y entendemos todo lo que hemos construido.
Durante estos años, hemos vivido en un terreno inestable y maravilloso: la creatividad. Un lugar que nos ha enseñado que las ideas no siempre llegan cuando se las llama. Que a veces hay que esperar. Y otras, salir a buscarlas. Que no hay fórmulas. Y que todo cambia. Pero también que cada cambio es una posibilidad.
Hemos crecido, sí. Pero crecer no significa solo hacerse más grandes. Significa hacerse más conscientes. Más exigentes. Más abiertos. Significa cuestionarse y volver a empezar. Aceptar que no lo sabemos todo, pero también reconocer lo que sí sabemos hacer: escuchar, crear y conectar. Por eso, aquí estamos: con más experiencia, pero también con más ansias de futuro.
En este tiempo, hemos conocido a personas extraordinarias. Clientes, colaboradores, proveedores y compañeros. Gente que ha confiado en nosotros incluso cuando no teníamos todas las respuestas. Gracias por estar y gracias por empujarnos siempre un poco más lejos.
35 años pueden parecer mucho. A nosotros, sinceramente, nos parece solo el principio. El principio de todo lo que está por venir. De lo que todavía no hemos imaginado. Porque seguimos creyendo que las ideas son el inicio. Que la emoción es una forma de comunicar. Y que la creatividad, cuando es honesta, deja huella.
Gracias por ser parte de lo que somos,
Felices 35.